Comprar, usar y descartar serían las acciones tomadas con los envases desechables. Así, botellas de agua, recipientes de comida para llevar, bolsas plásticas y envoltorios, se usan solo una vez. Y con la conciencia mundial que existe hoy sobre la conservación del planeta, uno se pregunta si de hecho es sabio fabricarlos. La respuesta es afirmativa, si se reciclan.
Reutilizar no es igual que reciclar
Por motivos de salud no conviene reutilizar muchos contenedores plásticos, pero no se trata de que el material mismo sea inseguro. Lo que sucede es que, se elaboran siguiendo pasos controlados, usualmente a temperaturas elevadas. De este modo, las condiciones higiénicas originales, cumplen su objetivo, que es, hacernos llegar intacto el producto.
No obstante, una vez que éste se ha consumido, las bacterias proliferan en los restos de los alimentos que queden. En el caso de los productos químicos, utilizarlos para una sustancia distinta podría conducir a peligrosas y lamentables confusiones. El reciclaje, en cambio, permite reaprovechar los componentes, disminuyendo la contaminación.
Por otra parte, se establece un contraste claro entre la adquisición de los consumibles, acciones repetidas continuamente, y aquellas que como comprar válvula neumática, grifos o tuberías, son de larga duración. Éstos serán usados durante toda su vida útil y la misma es prolongada, por diseño, a pesar de que los dispositivos están sometidos a una actividad permanente.
Diferentes alternativas
Las ventajas y desventajas intrínsecas de los materiales deben tenerse en cuenta para darles el apropiado servicio, en cada ocasión, usando la cantidad mínima de recursos sin afectar la calidad del resultado.
Entre las diversas materias primas utilizadas para elaborar envases desechables tenemos:
- Cartón y papel: derivados de la madera que resultan delicados y biodegradables. Es común que sean la última barrera a superar antes de alcanzar el contenido del recipiente. Ej.: bolsitas de té, jugos pasteurizados, cajas de ropa para bebés, etc.
- Metal: específicamente aluminio, latón u hojalata. Se los suele ver en los enlatados, diseñados para durar largos períodos en buen estado mientras no se destapen. La presentación corriente son láminas muy finas que resisten con eficacia duros tratos.
- Plástico: imprescindible por su excelencia, es barato y fácil de producir masivamente, ofrece también muchas opciones atractivas de exposición. Y aunque menos resistente que el metal, resulta ligero, pudiendo conservar intactas por años sus principales características.
Vale la pena mencionar que, las cantidades de alimentos desechados por descomposición se han reducido notablemente con estas presentaciones, fáciles de manipular y guardar. El efecto neto es que entonces se desperdicia menos comida, tiempo y dinero.
En resumen, al preparar un producto para el mercado hay mucho de donde elegir. Una adecuada envoltura permite ofrecer una buena imagen, que captará la atención del público y asegurará parte del éxito, propiciando numerosas ventas.